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Todas las relaciones que valen la pena empiezan con una mirada, da igual si es a la cara o a través de una foto, después siguen con conversaciones, da igual si son a la cara o a través de las redes sociales. Poco a poco pasáis de ser desconocidos a conocidos y de conocidos  a amigos, cada día habláis más y sabéis más cosas el uno del otro , hasta que un día te das cuenta de que necesitas hablar cada día con esa persona, es un habito, mejor dicho una adicción. Y entonces, empezáis a coquetear, empiezan vuestras primeras caricias, las caricias pasan a abrazos y poco a poco llegan a besos. El último pensamiento que tienes cada día se basa en él, y tu primer pensamiento también es él, de repente toda tu vida se resume a una sola cosa ‘’él’’. Entonces sucede, cuando todo va tan jodidamente perfecto uno de los dos se cansa. De un día para otro dejáis de veros, de hablar y de que uno de los dos ya no necesite al otro para ser feliz. Entonces es cuando tu estas jodidamente enamorada, enamorada de un capullo que te ha dejado por otra, que ahora su adicción en vez de ser tu es otra tía, pero tu tienes un problema, ya no puedes dejar de pensar en él.