Perdona pero quiero casarme contigo.

-Gracias por existir... ¿Se puede decir una frase más bonita a una mujer?. Es como admitir que sólo porque está ella, porque ella existe,...sólo eso ya es un regalo para el mundo.

   -Amigas. Desde siempre. Como siempre. La amistad es un hilo sutil e indestructible que atravie­sa la vida y todos sus cambios.

  -Creces, experimentas, aprendes, crees saber cómo funcionan las cosas, estás convencido de haber en­contrado la clave que te permitirá entender y enfrentarte a todo. Pero después, cuando menos te lo esperas, cuando el equilibrio parece per­fecto, cuando crees haber dado todas las respuestas o, al menos, la mayor parte de ellas, surge una nueva adivinanza. Y no sabes qué res­ponder. Te pilla por sorpresa. Lo único que consigues entender es que el amor no te pertenece, que es ese mágico momento en que dos personas deciden a la vez vivir, saborear a fondo las cosas, soñando, can­tando en el alma, sintiéndose ligeras y únicas. Sin posibilidad de razo­nar demasiado. Hasta que ambas lo deseen. Hasta que una de las dos se marche. Y no habrá manera, hechos o palabras que puedan hacer entrar en razón al otro. Porque el amor no responde a razones...

  -Cuando quieres dar una sorpresa. Cuando piensas en los detalles, te esfuerzas y eres feliz pensando en la felicidad que suscitarás. Y la espera se transforma en alegría. Y luego, plof, basta una llamada, una frase inocente o un retraso para que todo salte por los aires y tú te quedes con las manos vacías.

-Porque a veces las decisiones, poco importa que sean graves o pequeñas, se toman por las razones más variopintas y nadie sabe verdaderamente cuál ha sido el instante, la sensación, la molestia o la conmoción que nos ha empu­jado a hacerlo. Y, sin embargo, ocurre.

-La felicidad es no pensar en nada, eh... La felicidad es algo inconsciente. La felicidad es un beso de la fortuna en la frente.

-Todo el mundo engaña a todo el mundo. Y todos fingimos no ver, no oír...

-Un momento sencillo y hermoso, de esos que se producen inesperadamente y que te hacen sentir en paz con el mun­do. Por ningún motivo en particular. La vida sin más.

-Muchas veces conocemos a una persona de la que no sabemos nada, la miramos, escuchamos lo que los demás dicen sobre ella, quizá nos obligamos a pensar si es adecuada o no para nosotros y no nos dejamos llevar sin más por el corazón...

-No siempre tienes a alguien en el momento preciso para decirte lo que no sabes, mostrarte las cosas desde otro punto de vista, evitar que cometas un error e impedir que te dejes engañar por una mera imagen.

-Son instan­tes. Instantes que deberían vivirse en profundidad porque son inusua­les. Y porque en ocasiones pueden concluir de repente sin que haya un auténtico motivo.

-Cuando estás tan enamorado de una persona te parece que ninguna palabra, ninguna sorpresa pueden bastar para dárselo a entender.

-En ocasiones, cuando un miedo no se afronta y no se resuelve del todo, se agazapa y permanece al acecho, como una pan­tera negra escondida en la alta hierba, en la confusión cotidiana, lista para saltar y para reaparecer con toda la violencia de sus garras..., imposibilitando cualquier posible huida.

-Todo está al alcance de la mano. Fácil y bonito. Pero de repente llega la duda, el miedo a equivocarse y a no haber entendido bien lo que el corazón siente de verdad. Y puf. Nada. Una promesa fallida.

-Decepcionada. Como cuando uno anhela contar un problema y, cuando por fin le salen las palabras, la persona que tiene delante, la destinataria de la sinceridad no está... no lo capta..., no lo entiende. Porque en realidad se encuentra en otro lugar.

-La vida está llena de sorpresas, a menudo maravillosas...

-Ser amigos significa entre otras cosas decirse la verdad..., sí, esa que quizá a veces te molesta oír, pero que ayuda a aceptar la realidad...

-Siempre hay algo, alguien, un hecho, una historia, una película o un momento que determinan lo que sucederá después, lo que decidimos al cabo de una hora, de un día, de una semana o de un mes. Un detonante, el valor de alguien que se hace tuyo, que te muestra lo que no querías ver y te arrastra por un nuevo camino.

-A veces basta un instante para olvidar una vida, pero a veces no basta una vida para olvidar un instante.

-A veces las palabras pueden ser peligrosas, nos toman la delantera y dicen más de lo que en un prin­cipio pretendíamos expresar.

-¿Sabes lo que me gusta de ti? Que ves cosas donde los demás sólo ven oscuridad. Que sabes crear emociones a partir de una simple hoja en blanco, que cuando miras por la ventana ves el mar o las mon­tañas...

-Mira fijamente las fotografías que pasan bajo sus ojos, que desfilan veloces arrastrando historias, amores repenti­nos, grandes pasiones, locuras de juventud y encuentros casuales des­tinados a prolongarse en el tiempo. Para siempre. Para siempre.

-Cuando dices lo que quieres decir, cuando sabes cómo quieres jugar, te sientes tan alto que casi te parece volar...

-Pero la vida es así. Cuando menos te lo esperas, cuando has dejado de pensar en algo, cuando no sabes que ése es el momento adecuado, algo sucede.

-Lo más extraño es que a veces no nos damos cuenta de hasta qué punto nos quieren las personas que nos rodean.

-No exageremos, la vida es así. Uno se cae, se vuelve a levantar y sigue adelante. Todo el mundo tiene derecho a cometer un error, y en caso de que ni siquiera hayas cometido nunca ninguno, hasta dos.

-No se trata de una fábula ni de una pesadilla; es, ni más ni menos, la realidad de las cosas. Y ésta puede ser a veces hermosa, a veces hermosísima, otras así y otras asá, y en algunos casos puede llegar incluso a dar asco. Pero lo mires como lo mires, empieza y acaba, y ésa es la realidad.